02 Spain To Arcadia 21 Years
DE ESPAÑA A ARCADIA EN VEINTIÚN AÑOS
En 1920, el afamado arquitecto, científico y empresario Marius Fernandez presentó a los responsables de proyectos del gobierno español una serie de planos para diseñar lo que él consideraba sería la mayor obra arquitectónica realizada desde la última maravilla del mundo; una ciudad que tomaría las referencias arquitectónicas más influyentes de varias épocas recreándolas en una serie de barrios de la ciudad “más bella del mundo”. La empresa, que en principio contó con un buen número de detractores, fue finalmente admitida gracias al aporte de un enorme capital donado por el propio Marius, quien por aquel momento contaba con una increible fortuna personal gracias a las numerosas industrias con las que contaba, tanto en España como en el extranjero.
Las peticiones de Marius incluían la adquisición al estado español de la Isla de Tandera, una enorme extensión de tierra situada a unos doscientos kilómetros al oeste de la Isla de El Hierro; una isla completamente deshabitada debido a la imposibilidad de encontrar agua potable. Naturalmente, el gobierno estuvo encantado de ceder la isla a un precio irrisorio tras una serie de investigaciones geológicas a la búsqueda de cualquier tipo de ganancia tras el que fuera el empresario. No encontrando nada, la venta se llevó a cabo el 12 de Febrero del año 1922. Las obras empezaron en diciembre del mismo año, bajo fuertes medidas de seguridad frente a la prensa, que calificó la osadía de Marius como “una visión acaso imposible de la voluntad humana”.
La primera serie de obras fueron dirigidas a abastecer la colonia con comida y agua. Y fue el primer momento en el que el genio de Marius se puso de manifiesto, planificando una serie de mejoras en la agricultura, la producción y la purificación de aguas que estaban enormemente avanzadas con respecto a su tiempo; abonos artificiales que hacían brotar plantas de la tierra más dura, enormes “fábricas de agua” que eran capaces de transformar las aguas salinas en la más exquisita agua potable, aleaciones extrañas de acero que lo hacían enormente resistente y moderadamente pesado, una serie de obras para ganar terreno al mar que casi duplicaron la extensión de la isla… todo ello bajo una serie de patentes que existían pero eran desconocidas para nadie hasta la fecha. Ni las amenazas ni las súplicas del gobierno español consiguieron amedentrar a Marius, que ignoró las peticiones para compartir sus descubrimientos científicos más avanzados alegando que “la humanidad aún no estaba preparada para sus descubrimientos”. No obstante, cedió un buen número de patentes industriales para el libre uso de todos los gobiernos, lo que tranquilizó a la mayoría de sus detractores.
El 13 de septiembre de 1923 Primo de Rivera dio un golpe de Estado para el que contó con la anuencia del Ejército y la del propio rey Alfonso XIII. España pasaba a estar dentro de una dictadura, dictadura que a priori no causó demasiadas molestias a Marius, de quien se sospecha participó, pues no se recogieron ningún tipo de amenazas a la ciudad en construcción.
Las obras se extendieron durante casi quince años, llevando el sector de la construcción a cotas que poca gente había imaginado. Toneladas de materiales de la más diversa índole fueron enviados en los barcos de la Naviera Fernández hacia la ciudad. Decenas de miles de obreros de toda europa con sus correspondientes familias fueron traidos a la isla y durante los años que duró la acometida de las obras se crearon un sinfín de puestos de trabajo bien renumerados, siendo el sector agrícola español el gran perjudicado por la “emigración” al sector industrial. Los que que volvían de la ciudad en construcción apenas tenían palabras para explicar la obra; hablaban de edificios que se extendían hacia el cielo, de iglesias de proporciones extraordinarias, de fachadas que eran obras de arte en sí mismas. En la ciudad se trabajaba de día y de noche, todo bajo la atenta vigilancia de los responsables de la construcción, personas elegidas por el propio Marius con quienes compartía la visión de la ciudad.
A principios de 1931, sin embargo, y posiblemente previendo la llegada de la Segunda República, Marius consideró oportuno la apertura de la Universidad Multidisciplinar de Arcadia (como denominaba a la ciudad en construcción); la mayor universidad del mundo conocido. Casi una ciudad en sí misma y dotada de las más avanzadas aulas, pronto se convirtió en el centro universitario más codiciado del mundo, pues Marius convenció a los mayores expertos en enseñanza del mundo para que trabajaran en su universidad. Sin embargo, los requerimientos para la entrada solo permitían la presencia de los mejores estudiantes (independientemente del dinero que tuvieran), por lo que aún se tardarían dos años en empezar las clases.
Sin embargo todo cambiaría en julio de 1936, con la sublevación militar encabezada por el general Francisco Franco. La isla se convertía en un excelente enclave estratégico codiciado por los dos frentes del conflicto, y en septiembre del mismo año y tras intentos fallidos de adherir a la causa al empresario, tropas franquistas enviaban fragatas a las costas de la ciudad. Cual sería la sorpresa del mundo entero cuando un extraño rayo (que luego se conocería como el rayo de plasma de Marius) hundió sin miramientos dos de las cuatro fragatas, mientras por la radio se emitía un mensaje procedente de la isla que advertía que “Arcadia se declaraba neutral en el conflicto”. Tras el pánico inicial que se apoderó de la ciudad y una serie de levantamientos armados dispersados por hombres uniformados y que se referían a sí mismos como policías de Arcadia, se dio la oportunidad a los actuales habitantes (tanto trabajadores como estudiantes) de emigrar de la ciudad hasta sus centros de origen, dejando bien claro que a partir de este momento la inmigración se declaraba prohibida en la ciudad. Varios intentos de toma de control se sucedieron a esas declaraciones, pero fueron (en ocasiones) brutalmente terminados por los que empezaron a denominarse Rayos (debido al emblema que mostraban los policías en el uniforme). A los pocos meses, y tras numerosas demostraciones del poder del rayo de Marius frente a los ataques de las tropas españolas, casi el 80 por ciento de la población salió de la ciudad para participar en la guerra, dejando un escaso grupo de trabajadores en la isla.
Durante la guerra civil no hubo más noticias oficiales de Arcadia. Nadie salía ni nadie podía entrar en la isla oficialmente, aunque comenzaron a llegar refugiados en pequeños grupos que buscaban escapar de la persecución y la violencia. Entre estos primeros refugiados se encontraba Francis Egin, un hombre afroamericano que había huido de Estados Unidos escapando de la violencia del Ku Klux Klan. Negro, homosexual y socialista, Francisco representaba todo lo que la América de 1940 perseguía, pero en Arcadia encontraría no solo refugio, sino la oportunidad de convertirse en una figura transformadora.
Marius Fernández, el visionario arquitecto de Arcadia, reconoció inmediatamente el potencial de Francisco, quien había desarrollado habilidades extraordinarias como tirador - algunos afirmaban que era uno de los mejores del mundo. Pero más importante aún, Marius tenía una visión profética: sabía que los metahumanos estaban llegando. Aunque en ese momento solo existían rumores y especulaciones, Marius entendía que Arcadia necesitaría estructuras especializadas para manejar esta nueva realidad.
Por ello propuso a Francisco crear algo sin precedentes: MetaCorp, el primer cuerpo policial especializado en metahumanos del mundo. Francisco seleccionó cuidadosamente a cinco miembros fundadores, conocidos como “Los Primeros”, estableciendo los cimientos de lo que se convertiría en el modelo mundial de seguridad metahumana.
Los espías enviados por ambos bandos no volvían a costas españolas ni emitían ningún mensaje de vuelta, y entre los españoles Arcadia empezó a considerarse casi un mito, una mágica ciudad en la que no había guerra… y una ciudad traidora al régimen republicano.
El 1 de Abril de 1939 los rebeldes declararon cabeza de estado a Francisco Franco. Dos días más tarde llegaba un nuevo comunicado de Arcadia en la que se declaraba independiente del estado español. De nuevo hubo divergencias, esta vez a nivel mundial; Rusia, Francia y Alemania aceptaron la indepencia. Estados Unidos y España se opusieron, pero poco o nada podían hacer frente al indiscutible poderío militar de Arcadia. Al cabo de dos años, el 14 de Abril de 1941, se concedía el estatuto de pais independiente a la ciudad de Arcadia. Un mes más tarde, se declaraban las primeras elecciones para el gobierno en la ciudad, tomando como referencia a la forma de gobierno de la Segunda República
Cabe destacar que, si bien Marius había ejercido poderes absolutos durante la fase de crisis de Arcadia, cedió rápidamente sus poderes a un órgano de gobierno constituido por una cualición de emergencia formada por republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas que habían permanecido en Arcadia cuando estalló la guerra civil. Solo puso dos condiciones al gobierno entrante: la primera, que él sería responsable absoluto de la Universidad Multidisciplinar de Arcadia; la segunda fue la no implicación en la guerra, al menos durante los siguientes diez años. Poco podían hacer los líderes de la nación, careciendo de efectivos militares (obviamente, Marius se negó a explicar el funcionamiento del rayo de plasma). Escasas aportaciones en forma de comida fueron enviadas a la península, pero fueron rápidamente interceptadas por las tropas franquistas. Los dirigentes de Arcadia aprobaron una ley que obligaría a Marius a revelar en funcionamiento el rayo de plasma, y cuando los Rayos fueron a detenerle él argumentó que podía destruirlo en el momento en que quisiera.
No volvieron a intentar presionarle